sábado, 18 de mayo de 2013

Los p’ajpakus de la política


Bisturí ®©                                        Los p’ajpakus de la política

                                               

                                                                        Franklin E. Alcaraz Del C.[1]

 

No sé si está bien escrito. Para los fines de la nota, no importa. En algunas regiones del oriente boliviano, los llaman “viboreros”. Son esos personajes capaces de vender piedras a su atenta, azorada y atónita audiencia. Caminan de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad vendiendo el “elíxir de la vida” o medicamentos milagrosos capaces de curar el sida o el cáncer. Para llamar la atención, tienen tortugas, iguanas y víboras (“¡Oiga chico, no me pise la víbora!”). No falta el que ostenta hermosas cicatrices, producto de sus andares por el África o el Asia (aunque no hayan salido de Panduro).

 

Los p’ajpacus tienen que aguzar el ingenio para llegar al público. Suelen fabricar ellos mismos sus productos. Muchas veces son solo vaselina con esencias. O yerbas molidas mezcladas con azúcar, agua y exprimidas para ser tomadas como “jarabes”. Dicen las malas lenguas que algunos de sus productos están fabricados de desechos corporales, que sus compuestos tienen “patas de araña negra del amazonas, mezcladas a las doce de la noche con grasa de iguana del parque Madidi y combinados con elíxires rarísimos traídos desde la India” (¡!). No les falta un “ayuco” (ayudante) que hace las veces de crédulo comprador o un sujeto que pasó de paralítico a campeón olímpico para dar fe de las bondades de sus productos milagrosos. Y no venden sus productos. Los regalan “a cinco bolivianitos”, porque en las farmacias “cuestan cincuenta”…si los encuentran. 

 

Así, los regímenes populistas tienen sus semejanzas con estos personajes que parecen salidos de la mente de García Marquez. El periódico español “La Razón” (http://www.larazon.es/detalle_normal/noticias/2230460/la-razon-del-domingo/profetas-de-la-politica), los llama los “profetas de la política”, claro que de profetas tienen solo el nombre. El mismo periódico dice que el populismo (o estos personajes o “movimientos”) “convierte la política en una figura literaria” y que “su discurso no analiza la realidad sino que la evoca a través de una metáfora”.

 

Como el populismo parece estar de moda (pasajera y final dice mi compadre Choque), hay varios países alineados en esta corriente. El lector los conoce. El pueblo se alucina ante tales “movimientos”, porque “al populismo no le interesa una narración política en la que se enumeren los problemas, sino un discurso emocional en el que se identifique a los culpables” y que por supuesto “nada tiene que ver esto con el discurso tradicional de la izquierda, aunque habrá que responsabilizar a algunos sectores de la izquierda, si renuncian a su propia cultura para ser admitidos en unos escenarios que nunca han sido suyos”, también, dice la nota de “La Razón” española, que los escenarios de la democracia nunca han sido de la izquierda.

 

Con lo que nos toca ver día a día, en los países hoy populistas, advertimos igual que “La Razón”, que “el populismo es camaleónico, (porque) un discurso que tiene la misma sustancia, puede expresarse en vocabularios que ajusten su eficacia a públicos diversos”. El periódico español dice también que una vez que “la fantasía populista ha construido sus espacios emocionales, quienes han sido alzados al rango de verdaderos representantes de la nación, gozan de plena impunidad. Nunca habrán de rendir las cuentas que ellos han exigido”.

 

Habría que añadir que a los regímenes populistas no les importa la preparación, la capacidad ni la inteligencia; sino todo lo contrario y no es casual que se vean frecuente y habitualmente enfrentados a la otra mitad del pueblo (que siempre es la más “culta” dice mi compadre) porque buscan esos enfrentamientos, aunque muchas veces son innecesarios, solo para “dar tinte” a una “revolución” que no es tal.

 

Y, como siempre, solo por si acaso, conviene aclarar que todo lo dicho es ficción, y que cualquier semejanza con la vida real, es pura coincidencia.  

 

 

 



[1] Franklin E. Alcaraz Del C. es médico e investigador

sábado, 4 de mayo de 2013

USAID


Bisturí ®©                                               USAID

                                     (Cualquier semejanza con la vida real es pura coincidencia)

                                                                        Franklin E. Alcaraz Del C.[i]

 

Se va USAID. ¿Y por qué? Porque“El Gobierno le pide a través de una nota oficial infórmenos cómo distribuyen los recursos económicos de cooperación en sus programas, no nos informan. Nos dan datos generales y porque se poyan en sus leyes para privarnos del conocimiento y de la información de la cantidad de plata que usan en Bolivia, algo que viola la Constitución Política del Estado porque no puede haber ninguna agencia internacional, ninguna cooperación internacional que no transparente sus recursos”, y porque “nos hacen creer a los bolivianos que USAID es angelito, casi virginal”. Y además “que se han hecho investigaciones muy rigurosas a través de las cuales se muestra que el país del norte usa su cooperación para preservar sus intereses estratégicos fuera de sus fronteras y no, precisamente para cooperar a la gente más pobre” (La Razón, 3 de mayo de 2013). ¿Harán lo mismo con la agencia de cooperación japonesa? ¿O de los países que ayudan a Bolivia?

 

Aquello de “cómo distribuyen los recursos económicos” no necesita ser comentado. Si alguien trae su platita para ayudar a los bolivianos, que la gaste como guste. Porque da trabajo a los connacionales que además pagan sus impuestos y de ayudar, ayudan. Y no es difícil saber en qué, para qué y con quién USAID gasta (o gastaba) sus recursos. Estados Unidos es un país muy demócrata y transparente. Las instituciones como USAID deben rendir cuentas de sus gastos de manera pública. Por eso, quien quiera saber y conocer cómo y con quién gasta sus recursos, solo debe entrar a internet a la página correspondiente y ¡oh milagro! Ahí están sus gastos detallados. No solo los de Bolivia, sino de todos los países donde todavía tiene oficinas (He buscado en internet cómo se gastan los recursos enviados por Venezuela a través de los famosos “cheques venezolanos” y no encontré nada).

 

Pero bueno. Tal vez una razón mejor hubiera sido decir “no me gusta esta institución porque es del imperio que no me gusta” (Las FFAA ejecutan el himno de la Internacional Socialista en un acto público, sin empacho alguno).

 

Con USAID se van muchos años de cooperación. Y es probable que ya no vuelvan. No porque se haya dispuesto así en la presente gestión. En realidad USAID ya estaba en proceso de reducción de sus actividades; de hecho, algunos países que antes tenían oficinas de USAID ya no las tienen hoy. Por eso y porque en el futuro tal vez nuestro país, ya no necesite de ayuda externa. Y si vamos a ser como Suiza en veinte años (ya van ¿siete? y no pasa nada) probablemente los multipluris den ayuda en lugar de recibir. Y en ese caso, hay que apoyar vender coca a los receptores de esa futura ayuda. Maquinaria, y equipos “made in multipluri” también; ni qué decir de personal y tecnología de la más alta calidad. Porque eso es lo que hacen los países que dan ayuda. Fomentan a sus propios industrias, sus recursos humanos, etc. lo que además no es censurable. Es lo que debe ser. El que no quiere aceptar ese tipo de ayuda, hace lo que hizo el actual régimen de gobierno. No lo acepta y listo. “Se acabó el mambo”, como dice mi compadre Choque.

 

Gracias a la subida de precios de nuestras materias primas, y al gas hoy disponible porque a su debido tiempo (en otro régimen de gobierno) se tomaron medidas adecuadas, los multipluris tienen recursos suficientes como para darse el lujo de rechazar “ayudas”. Pero está bien, mientras no pase lo que en Venezuela, donde ya no hay ni papel higiénico (Siempre hay periódicos, dice mi compadre).

 

En fin.



[i] Franklin E. Alcaraz Del C. es médico e investigador