Bisturí ®© ¡Ayayay!
¡La coca!
Franklin E. Alcaraz Del C.[i]
¿Quién va dudar del
“estudio” del gobierno? Ningún masista o cocalero, por supuesto. Es que la
finalidad del mismo es política. Por eso no es “vinculante”. En otras palabras,
es un saludo a la bandera. Si ha sufrido “maquillajes”, eso lo saben solo unos
cuantos privilegiados. Nosotros, no. A pesar de todo, sin acceso a la
metodología que se utilizó y solo con los datos que tenemos, aventuremos algún
análisis.
Primero, es evidente una
grosera incongruencia en la nota de prensa del Min. Gobierno. El último párrafo
de la primera página dice que “1.125.483 personas consumen coca para el
pijcheo”. Y, el primer párrafo de la segunda página dice que “en porcentajes
esas cifras del consumo tradicional representan que el 37% de la población que
consume coca lo hace para el pijcheo…” Y es que 1.125.483 personas es solo el
11,25% del 10.000.000 de habitantes que tiene el país multipluri. Las cifras se
repiten en el cuadro que detalla los consumidores por año, según uso y consumo
del informe ampliado. Así que, ¿de dónde sale el 37%? ¡Ah! ¿de la suma de
pijcheo y otros usos?, Si es así, eso no se puede hacer en estudios de este
tipo.
Segundo: La encuesta de
hogares (que no sabemos cómo se hizo), es probablemente una de las principales
fuentes de información que se la “articuló” con “estudios complementarios” (¿Se
sumaron los resultados a la encuesta de hogares?) como “Actividad económica”, “establecimientos
económicos” y “comercio en fronteras” (que deben ser probablemente diferentes -
¡ups!). Pero también se recogió información de 400 comerciantes minoristas, de
300 productores detallistas y “otros” que no sabemos qué o quiénes son. ¿Habrá
forma de garantizar, por ejemplo, que los comerciantes minoristas y/o los
productores detallistas no desvían su producto a actividades ilícitas?
Preguntita nomás es. Pero en general, ¿toda la coca comercializada va al
consumo “tradicional”?, porque eso deja entender el “estudio” (ojo con lo de
“comercio en fronteras”, signifique lo que signifique).
Tercero: Existen siete
resultados, producto de ¿siete estudios?, En estos, se puede apreciar un
impresionante incremento de cifras (o de consumidores de hoja de coca). Por
ejemplo, el “pijcheo”, también llamado “acullico”, sube de 990.352 en 2006 a
1.125.483 personas en 2012. Es decir, de menos de 10% al 11,25% en el lapso de
siete años. (Atención: el CELIN encontró 14% de acullicadores el año 2000 – Si
las cifras del INE son fidedignas, confirmaría que el número de acullicadores
disminuye).
Cuarto: El cuadro
presentado de “consumidores por año, según uso y consumo” es, por decir lo
menos, inútil. ¿Por qué? Porque separa arbitrariamente a los pijchadores de los
que usan coca en forma de medicina, para rituales, acontecimientos sociales,
otros y no saben/no responden como si fueran diferentes personas. Otros
estudios, mencionaron que el “pijchador” suele usar la hoja de coca, como
medicina y también en rituales y/o acontecimientos sociales, así que ahí se
está contando a los consumidores tres veces (sino más). En este mismo cuadro, a
quienes “No saben y/o no responden” se
los incluye como consumidores (le metieron nomás… y son como un millón de
personas, si sumamos la categoría “otros”). En fin.
Quinto: Preguntas; ¿se
puede considerar a la “exportación” de hoja de coca una actividad
“tradicional”? ¿Y a qué se destina la
“exportación”? ¿Al consumo de hoja de coca más allá de nuestras fronteras?¿A la
fabricación de cocaína? No sabemos. Pero hay esperanza y ansiedad, de parte de
los cocaleros, por satisfacer esa demanda…¿sea cual fuere? Ojo: pregunto nomás.
¿Debería interesarnos el consumo de coca más allá de nuestras fronteras?
Sexto: También hay
esperanza y ansiedad, esperando la “industrialización” de la hoja de coca, que
tampoco puede ser considerada actividad tradicional o “cultural”. Sobre este
tema escribiremos otras notas.
Finalmente, si en 2012
habían 1.125.483 acullicadores, ¿Cuánta cantidad de hoja de coca consumían?
¿Cómo se midió esa cantidad?. El informe del INE menciona 19.138 T.M. como
cantidad utilizada de hoja de coca en hogares, pero no desglosa esa cantidad
según forma de consumo. Así que hay que aceptar todo, así como está.
Mi compadre Choque me
dice que cierre la nota haciendo la siguiente pregunta a mis lectores: Ud.
amigo, ¿se acuerda cuándo tomó su última taza de mate de coca?
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