domingo, 26 de abril de 2015

La política antidrogas

Bisturí ®©

La política antidrogas

•  Franklin E. Alcaraz Del C.


Hasta la promulgación de la Ley 1008, aún vigente, no hubo política antidrogas en Bolivia. Esta draconiana ley estuvo en plena vigencia hasta el 2004. Se comenzó a vulnerarla en el gobierno de Carlos Mesa. Y ahora la Ley 1008 se aplica parcialmente.

La actual política antidrogas, si puede llamarse así, propone la "revalorización de la hoja de coca", el combate al narcotráfico y la "erradicación concertada". En otras palabras: control "concertado" del cultivo de la hoja de coca (erradicación) y el combate susodicho. La aparente incongruencia de esta "política" da por sentado, sin ningún estudio ni base científica, que la hoja de coca "en su estado natural, no es droga". Deliberadamente o no, no se menciona que uno de los principales alcaloides que constituyen parte de la "hoja sagrada", es la cocaína y que extraída de la hoja de coca, se convierte en mercancía ilícita y una las drogas más consumidas del mundo.

Esta "política antidrogas" en pocas palabras, pretende producir hoja de coca solo para uso legal y erradicar por completo la producción, tránsito, tráfico y consumo de drogas en el país. Por otra parte, la "erradicación concertada" ha dado, por decir lo menos, una reducción de las cifras oficiales de cultivos de este arbusto, mucho menores a las cifras anunciadas anualmente que, desde hace cuatro o cinco años, pasan de las 10.000 hectáreas.

En términos reales, tendrían que haberse erradicado entre 30.000 a 40.000 hectáreas (o más), pero siguen existiendo 23.000 hectáreas oficialmente reconocidas como existentes en el país multipuri. ¿Es la erradicación "concertada" efectiva?

Un aspecto notorio es que últimamente (del 2006 a la fecha) se ha hecho difícil contar con cifras que no sean las oficiales sobre el tema de producción de hoja de coca y todo lo que ello implica, (La unodc publica anualmente su "Monitoreo de la hoja de coca" con cifras proporcionadas por el gobierno).

En el país multipluri, según el del periodista y director David Beriain ("Amazonas, el camino de la cocaína" del prestigioso canal Discovery Max) fuera de la producida localmente, se refina también cocaína peruana para luego "exportarla" principalmente al Brasil. También se "exporta" a otros países fronterizos y de allí a ultramar.

La pregunta es si la actual política antidrogas fuera tan exitosa, como dicen los portavoces oficiales, por qué siguen viniendo "emisarios", se siguen descubriendo fábricas de cocaína, sigue llegando y refinándose droga peruana, etc. Según la Felcn, hasta marzo del presente año, se incautaron 8,4 TM de cocaína (¡en tres meses!).

Y ese es otro aspecto notorio: la presencia de extranjeros en el negocio ilícito. "Emisarios" se los llama oficialmente. Y hay "emisarios" presos provenientes del Perú, Brasil, México y otros países. Lo que no sabemos con precisión, es el rol que estos "emisarios" desempeñan.

Se los menciona, pero no se dice a qué ni para qué vienen. Tampoco se menciona a nombre de quién vienen ni con quién "charlan". "Son emisarios nomás". Aparentemente, como se niega la presencia de cárteles de drogas en el país, vienen por su cuenta…

Según la prensa nacional, hay pueblos que se dedican al negocio ilícito. Las muertes por "ajuste de cuentas", según la Policía nacional, es casi cotidiana. Un estudio pasado (2003) nos advertía que el 45% de los delitos cometidos en Santa Cruz eran efecto del uso de drogas. ¿Cómo será ahora? La actual ¿será una política contra las drogas exitosa?" ¿Hay realmente una política contra las drogas en el país?
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lunes, 6 de abril de 2015

Patzi: Ni derechas ni izquierdas

Bisturí
Patzi: Ni derechas ni izquierdas
Lunes,  6 de Abril, 2015
Evo – o su segundo- no quiso entender, o no pudo, como el mismo suele decir, que el discurso de “lucha permanente” y la “división de clases” en indios y blancos (a falta de un proletariado y burguesía como el de la ex URSS) era una “sunchu-luminaria”. Faltaba alguien, como Félix Patzi, capaz de recoger el desafío de unidad de Bolivia y desterrar las divisiones. En época pre-electoral para las subnacionales, dejando al lado su inicial aparente extremismo, abogó por la unidad de los indígenas con los mestizos blancos (es su terminología) para hacer una sola Bolivia, habló de las nacionalizaciones como necesarias solo para las empresas estratégicas, dejando abiertas las puertas a la inversión privada para la pequeña, mediana y gran industria. No mencionó –ojo- a la wiphala, ni a los idiomas originarios en sus alocuciones electoralistas y –aparentemente- eso le gustó al pueblo que votó por él.
Alguna vez dije en esta misma columna, que si Evo hacía lo mismo desde el principio, su votación hubiera alcanzado un 90%. Ya es tarde. Ya no podrá virar sin despertar suspicacias.
A Patzi le falta hablar abiertamente de autonomías. No al estilo del MAS que aparentemente, en los hechos, no la quiere ni la promueve; sino a su estilo. Autonomías de verdad, que nunca dejaron de ser bandera anhelada ya no solo por el oriente del país, sino por toda Bolivia.
La corrupción y la impunidad que a los ojos del pueblo parecen ir juntas cuando se trata de autoridades o “dirigencias” sindicales u “orgánicas” (palabrita de moda hoy en día) son también temas pendientes. Ni qué decir del narcotráfico, motivo de reportajes espeluznantes de la prensa internacional y que han acabado por tomar a nuestro país como epicentro de producción y distribución de cocaína. ¿Acaso es suficiente decir “vamos a “revalorizar la hoja de coca” y a combatir el narcotráfico?” Pregunto: ¿No suena como una posición incongruente?
¿Qué de lo dicho puede encasillarse como posición de diestra o siniestra? Tal vez por eso Patzi lanza un discurso exitoso de una “tercera posición”. En el mundo –lo muestra la práctica- se acabaron las derechas y las izquierdas. Parece haber llegado la hora de tomar decisiones prácticas; o como decía Den Xiao Ping: “No importa de que color sea el gato, sino que cace ratones”.
En todo caso, parece, solo parece, que el pueblo está comenzando a ver la realidad. Y está también demostrando que las amenazas no funcionan. O si funcionan, son para disparar “un tiro por la culata”. Tengo la impresión, dice mi compadre Choque, que llegado el caso, ni los bloqueos van a funcionar esta vez, porque el pueblo está cansado de violencia y “luchas permanentes o envolventes”. “Pero no nos adelantemos”, dice, “los políticos son especialistas en meter la pata, veremos qué pasa después”. De acuerdo, compadre.
[1]Franklin E. Alcaraz Del C.
es médico e investigador
Acerca del autor:
Franklin-E.-Alcaraz-Del-C.-
Franklin E. Alcaraz Del C.